Hace mucho tiempo, hablando con alguien, nos planteamos qué es la vida.
Una de nuestras teorías, es que la vida es un camino. Varios caminos, de hecho. La vida de cada uno de nosotros es un camino lleno de obstáculos, que no deja de cambiar, ahora sube, ahora baja, ahora parece fácil y ahora difícil. Ese camino a veces es estrecho, por él apenas cabes tú, y son esos momentos de la vida en los que andas solo, no hay nadie a tu alrededor. Sí, es cierto hay caminos cercanos, incluso caminos colindantes, los caminos transcurren juntos pero no mezclados. Esos son tus amigos. Cada uno tiene su camino, pueden ir juntos, cerca o lejos. Pero hay veces que el camino se ensancha, y ves que otro camino se junta con el tuyo. Esta vez, el camino está mezclado, no son dos caminos juntos, es un único camino ancho por el que andáis dos personas. Vuestros caminos pueden volver a separarse, que no bifurcarse, porque cada uno sabrá cuál es el suyo, pero puede que sigan juntos, o que en un futuro vuelvan a unirse. O no. Todo ese camino es la búsqueda de un fin, una meta en la vida que es ser feliz, vivir y aprovechar el tiempo. Y lo curioso es que, a veces, el fin de una de esas personas, esa razón por la que vivir feliz y aprovechar el tiempo, es estar con la otra persona. Y entonces, el camino ya no se separa, es un camino distinto, los obstáculos son diferentes, porque esas dos personas, cuyo fin es estar la una con la otra, están unidas, fusionadas, igual que su camino. Pero esto ocurre muy pocas veces. El camino, en general, está formado por muchas curvas que unen y separan caminos.
La otra teoría, es que la vida es una especie de casa. Nuestra vida es un pequeño edificio. Ese edificio tiene, básicamente, cuatro tipos de columnas. El primer tipo son las columnas de la familia. Son columnas fuertes y sólidas, que pueden ser más o menos numerosas, pero entre todas hacen que la casa pueda sostenerse, al menos al principio. Más tarde empiezan a aparecer otro tipo de columnas. Las columnas de la amistad, aunque la base es la misma, son muy diferentes. Las hay más gruesas y resistentes, aquellas que aguantarán un vendaval, otras más finas, frágiles, que aunque sirven de soporte, a la mínima se derrumbarán. También están las de un groso medio, que siempre están ahí, a no ser que pase algo muy muy muy gordo y no puedan aguantar la presión. Y así, las columnas de la amistad, tienen diversos grosores, no hay dos iguales, pero juntas sirven de apoyo para ese edificio que es tu vida. Cuando ya existen estos dos tipos, las columnas se distribuyen por toda la casa, a veces hay columnas juntas, o separadas, pero se sitúan de tal forma que, si una cae, el resto podrá sostener el peso que acarreaba esa columna.
Bueno, me he dejado una columna muy especial. La columna personal. Esa columna eres tú, estás en el centro de la estancia, soportas el techo, la vida, siempre apoyada por las demás. Esta es la columna más importante, la más gruesa, la más fuerte y resistente, la única que, en caso de derrumbarse tooooodas las otras columnas seguiría en pie. Es la fuerza personal y la capacidad de vivir. Eres tú, sin más. Pero esta columna corre el riesgo de agrietarse, teniendo que ayudarse en las demás para sostener el techo. Ese riesgo aparece junto al cuarto tipo de columna. Es una columna bella, hermosa, está decorada, tiene relieves y formas que sólo un artista es capaz de crear. Es la columna del amor. Esa columna se construye muy cerca de la columna personal. Es perfecta, hermosa, parece que ella sola aguante todo el peso de la construcción. Pero en realidad es sólo una columna fina. Sí, es muy hermosa, pero es una columna decorativa. No hay que quitarle valor, sí que sostiene peso en algunas situaciones, y en muchas ocasiones es el apoyo que necesita tu casa, tu vida, pero no hay que cegarse por su belleza. Es sólo una columna, y no es la más resistente tampoco. Si esa columna cae, la columna centrar tal vez se agriete, porque los trozos de columna rotos serán afilados y se clavarán, causando grietas. Pero, si la columna cae, nunca hay que olvidar a las otras columnas. En ese momento, es cuando más necesarias son. Se redistribuyen, a tu alrededor, en círculos concéntricos abarcando toda la casa y sosteniendo toda la presión que sostenía la columna bella y parte de la presión que sostiene la columna central, para que pueda arreglar sus grietas.
También es cierto que la columna bella, simplemente, no fuera tan bella, o que la capa de yeso que la recubría, aquella capa que la hacía tan hermosa, desaparezca, y deje ver la esencia de la columna, esa belleza tan especial que poseen las columnas de la amistad. Evidentemente, si eso ocurre, la columna pasará, durante un tiempo, a los extremos de la casa, lejos de la columna central, pero dentro de la casa, por si es necesaria, y poco a poco volverá a situarse conforme la situación lo necesite, como hacen el resto de las columnas.
Siempre me gustaron esas teorías, en especial la de las columnas.
I'll spread my wings
And I'll learn how to fly
Estamos acostumbrados a comparar la vida con caminos.
ResponderEliminarYa lo dijo Don Antonio:
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.
Lo de las columnas no recuerdo haberlo oído nunca. Una columna es, en la acepción 4 del diccioanrio de la RAE, Persona o cosa que sirve de amparo, apoyo o protección. Luego tienes razón, estamos rodeados, afortundamente, de columnas. Si no fuera así, nos derrumbaríamos.
Feliz solsticio de verano
Me han gustado las teorias y como a ti me gusta más la de las columnas.
ResponderEliminarUn besito =)
Les columnes són un gran exemple de la vida. M'encanta, no ho havia aprofundit tant i m'ho quedo! ;)
ResponderEliminarPetons guapa!
Cande.
M'alegre de que t'agrade, Cande. És una mica la meua forma de veure la vida, tot i que ara canviaria alguna cosa... :P
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